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After Life: Depresión, soledad y humor negro

Dosis de sarcasmo en un hombre depresivo: otra genialidad de Ricky Gervais.
After Life: Depresión, soledad y humor negro
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Ricky Gervais, el comediante irreverente y de humor negro/ácido, desde hace tiempo ha mostrado sus habilidades para generar dramas profundos, como en la serie Derek. Lo que jamás esperaba es que daría verdaderas lecciones de madurez, vida y análisis de la depresión en After Life, otra producción original de Netflix.

A pesar de contar con sólo seis episodios de alrededor de media hora cada uno, no es tan fácil verlo en una sola sentada. No es que no entretenga, es que tiene brochazos a veces muy duros de asimilar. After Life nos pinta el escenario de una persona que contempla el suicidio constantemente, lo que le brinda este “súper poder” —como él lo denomina— de tratar a las personas a su alrededor de la peor manera: sin preocuparse de las consecuencias.

Es aquí que el guión recurre a la creatividad burlona y sarcástica de Gervais. Él es encargado de escribir y dirigir esta obra tan auténticamente real en cada segundo de metraje, que es difícil pensar que no se apega a su propia vida.

¿De qué trata?

Gervais es Tony, un hombre mayor que está decepcionado y deprimido por haber perdido a Lisa, la mujer que siempre amó, a causa del cáncer. Desde entonces vive solo con una perrita que ayudó a criar junto a su cariñosa esposa. Es esta fiel mascota la que le “impide matarse”, ya que sin él no sabe quién la cuidaría. O al menos es la excusa que se dice a sí mismo.

Tony trabaja en un modesto y bastante pequeño diario local, Tambury Gazette, encargado de resaltar “historias curiosas”: desde un bebé que “se parece a Hitler” (sólo le dibujan un bigote), hasta una mancha en la pared de una casa cuyo dueño —asegura que— luce como el actor Kenneth Branagh.

Sus compañeros de trabajo tampoco le dan un propósito diferente a su percepción fatalista de vida. Hay un fotógrafo que gusta de comer mucho, así como una mujer cuya soledad ha sido su más fiel compañía.

Además, llega una joven pasante con entusiasmo por comenzar en el mundo de la comunicación, pero ni ello anima a Tony a cambiar su actitud pesimista. Cada palabra emitida en After life es un desglose de amargura y humor negro que funciona de maravilla, si gustan de ese tipo de comedia.

Tony también tendrá otros encuentros en la rutina diaria de ese pequeño pueblo británico. Desde contacto con el cartero, llegar a un asilo donde se encuentra su senil padre, hasta conocer a una mujer mayor que tarde tras tarde llega a un cementerio local a ver a su difunto esposo, igual que hace el protagonista para ver a su querida Lisa.

Lidiando con la depresión

A pesar del aparente tono ligero que posee esta serie, posee diálogos simplemente excepcionales. Pueden ser conversaciones casuales entre Tony y su cuñado; o entre Tony y una trabajadora sexual; o entre Tony y un drogadicto cuyo único fin anhelado es la muerte.

De esos diálogos relucen argumentos profundos y con una íntegra carga emocional. La depresión no se describe como un concepto sino como una serie de condiciones que tienen un valor propio en cada ser humano. No hay melodramas, no hay lágrimas en exceso, no hay espiritualidad innecesaria. Es una forma real de cómo se lidia con la pérdida de un ser querido en los tiempos modernos.

Mañanas solitarias con una computadora viendo grabaciones de su difunta esposa, sacar la comida para que su perra pueda comer, salir a trabajar en historias ridículas… Ya todo le parece tiempo extra para Tony, este hombre que no encuentra ningún sentido sin tener a su lado a lo único que le importa.

Esa idea se extiende de manera sumamente inteligente con distintos tipos de interacciones, inesperadas muchas veces, ya que nos situamos casi en todo momento en la visión que Tony tiene de su vida. Será después que se dará cuenta que ser así es simplemente privarse de una nueva felicidad, por más imposible o egoísta que eso pueda sentirse.

Veredicto

No hay que esperar en After Life un cúmulo de bromas ácidas de Ricky Gervais, para eso tienen sus stand-up que son fenomenales. Esperen en esta serie lecciones de vida adulta, empatía, tristeza y a la vez cinismo combinado con ironía, algo que pocas veces es reunido con tanto esmero en la televisión.

Aunque me parece que la mayor parte de esta historia ya fue contada, se confirmó que en 2020 se lanzará una segunda temporada, de la que ya tengo altas expectativas.

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