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Gambito de Dama: la miniserie sorpresa de la temporada

Critica sin spoilers de la nueva miniserie de Netflix
Gambito de Dama: la miniserie sorpresa de la temporada
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Gambito de Dama es una mirada diferente a la vida dentro de la URSS y que sigue empujando por narrativas feministas en la cultura pop.

El modelo de Netflix sigue siendo estrenar decenas de series y películas por mes para que sus usuarios siempre tengan algún contenido nuevo para ver. Pero ya lo hemos dicho muchas veces: cantidad no es calidad. De ese exagerado número de nuevas producciones muy pocas son las que realmente valen la pena, y cada vez son menos. Sin embargo, el gigante del streaming esporádicamente nos regala alguna joyita perdida. En esta última categoría es donde encuentra su lugar Gambito de Dama.

Esta miniserie de siete capítulos, basada en la novela homónima de Walter Tevis, es la segunda producción del guionista y director Scott Frank (Logan, Un Romance Peligroso) para Netflix. La primera es la subvalorada Godless. Gambito de Dama no solo es ampliamente superior, sino que probablemente sea la mejor producción que el streaming estrenó este año.

Gambito de Dama

¿De qué va?

En pocas palabras, vamos a seguir la historia de Beth Harmon, una joven huérfana (Anya Taylor-Joy en la adolescencia/adultez, Isla Johnston en la niñez) que casi de casualidad descubre que es un prodigio en el ajedrez. Beth pasará de practicar con un conserje en el sótano del orfanato, a jugar en las grandes ligas con los principales maestros de este deporte lúdico. Por supuesto el camino no será nada fácil y deberá lidiar con su pasado y sus demonios internos en un ambiente ultra machista.

La miniserie, ambientada entre los años ’50 y ’60, fue vendida como un thriller psicológico, pero, aunque utiliza varios recursos de este género, es en esencia una épica deportiva. La historia de superación viene de la mano del paso de niña a adulta de la protagonista, porque también estamos ante un relato del subgénero coming-of-age. Las partidas de ajedrez se entrelazarán con el primer amor, la menstruación y el despertar sexual.

Claro que el drama no será ajeno, ya que la tragedia hará volar alfiles y peones por los aires en varias oportunidades. Beth no solo se refugiará en el ajedrez para tratar de domar las fieras que hay en su mente, sino que desde pequeña ira desarrollando una fuerte adicción por las pastillas y el alcohol.

Gambito de Dama

¿Por qué hay que verla?

Esta sólida y entretenida historia está cimentada por un enorme y cuidado trabajo técnico, que resulta bastante inusual en el mundillo de las series. Si bien en los últimos años la televisión ha entregado producciones muy destacables, los tiempos y el lenguaje televisivo siguen siendo distintos al cinematográfico. Scott Frank, que dirige todos los capítulos, intenta alejarse de las convenciones televisivas habituales para relatar la historia de un personaje complejo y contradictorio. Y el resultado es exitoso.

Al muy logrado desarrollo de personajes –no solo de Beth, sino también de varios secundarios, en especial su madre adoptiva– se le debe sumar un gran trabajo a la hora de reproducir las partidas, que por supuesto son muchas. El ajedrez no es un juego fácil de filmar, pero aquí de forma muy inteligente se utilizan varios recursos para que en ningún momento resulte tedioso o repetitivo. Y este acierto también se le atribuye a Anya Taylor-Joy. La actriz nacida en Argentina ya había demostrado su talento en La bruja, Fragmentado, o la reciente Emma y se consolida como uno de los grandes talentos actorales de su generación. Sus enormes y expresivos ojos, sus gestos, el movimiento de sus manos, son suficiente para transmitir lo que sucede en el tablero.

Gambito de Dama resulta en un show formidable que puede hablar de feminismo sin ejercer presiones exageradas y que además muestra una mirada poco convencional de los soviéticos y los conflictos geopolíticos de la Guerra Fría, época en la que acontece la historia. El show se distancia de esa imagen demonizada de los comunistas que Hollywood alimentó por años, reflexiona y los humaniza. La miniserie de Scott Frank es auténtica, adulta, efectiva, puede jugar de forma elegante con la mixtura de géneros y eso basta para convertirla en una de las grandes sorpresas de este 2020.

¡Cuéntenos, Cinéfilas y Cinéfilos! ¿Ya vieron Gambito de Dama?
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