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The Killing Of A Sacred Deer

Un terror psicológico con toque griego del cual nunca sabrás qué pasará.
The Killing Of A Sacred Deer
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Una espiral en descenso cuya conclusión será con una buena cuota de crueldad.

 

The Killing Of A Sacred Deer tiene un aire de misterio, suspenso y desconcierto que te deja perplejo. Es difícil tratar de adivinar qué es lo siguiente que pasará; lo que sí es certero es que se está en una espiral en descenso cuya conclusión será con una buena cuota de crueldad.

Escrita y dirigida por el griego Yorgos Lanthimos, este filme merece quedar en un apartado como lo mejor que nos dejó el 2017. La autenticidad con la que cuenta y la forma metafórica de representar una historia de la antigua Grecia; nos da un vistazo a la genialidad que posee el también creador de The Lobster y Dogtooth.

Nos situamos en la vida de Steven Murphy (Colin Farrell), apellido que no creo haya sido elegido a la ligera. Él es un cirujano cardiovascular que tiene una vida soñada… Una mujer muy hermosa, Anna, interpretada vívidamente por Nicole Kidman; además de dos hijos: Kim y Bob, adolescente y menor respectivamente. En la vida de ellos entrará una fórmula nueva que alterará por completo la ecuación: El impredecible Martin (Barry Keoghan).

 

 

El performance de este joven merece reconocimiento especial porque es brillante. Transmite una inocencia de la que uno no puede confiarse, sabemos que dentro de su mente transcurren otros deseos que no exterioriza. Cada vez que sale en pantalla genera cierto temor; su insistencia en ser parte de la vida de Steven se torna en algo fuera de lo normal. A eso se le suma una gran revelación que hace en el hospital donde trabaja Murphy y esta película se vuelve una maravilla.

Los diálogos que se dan en gran transcurso del filme son algo fuera de lo común. Podemos percibir que hay algo que no resulta muy humano. La forma en cómo cada persona se dirige a otra es seca, demasiado formal y a un tono bajo; como bajo efecto de anestesia, tal a como le gusta la intimidad al señor Murphy.

Y si dirigimos nuestra atención al ambiente musical y escenas en donde la cámara recorre pasillos desde una posición muy alta o muy baja; podemos ver esa magia cinematográfica del mismísimo Stanley Kubrick, un homenaje muy bien logrado por Lanthimos. Existen también unos close-up lentos que aumentan la tensión a una de por sí terrorífica historia para cualquier padre de familia.

 

 

El desarrollo del guión nos tendrá en los últimos 20 minutos con una sensación de desesperación. Nunca sabemos qué ocurrirá mientras vemos el sufrimiento de los miembros más pequeños de esta familia americana; la que siempre gozó de comodidades.

En la vida están los errores humanos y por otro lado la negligencia, esta última puede volver como un karma que te persigue hasta destruirte por dentro. Eso y la inspiración de Iphigenia producen una de las películas que mejor abarca la temática del terror psicológico. Altamente recomendada.


Calificación:

 

 

 

 

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