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Tom Clancy’s Jack Ryan

El agente especial de la CIA está de regreso, listo para salvar al mundo una vez más.
Tom Clancy’s Jack Ryan
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Cuando se trata de salvar el mundo, no hay nada que el analista Jack Ryan de la CIA no pueda hacer. Uno de los agentes favoritos del cine está de regreso, esta vez a cargo del actor John Krasinski y en un formato de ocho episodios a través de los cuales iremos en una misión para evitar una crisis terrorista.

Basada en los libros escritos por Tom Clancy, Amazon Prime Video presenta una nueva producción original; donde el concepto de héroe de acción ha cambiado, y no todo es miel sobre hojuelas para su protagonista.

En los zapatos de Jack Ryan

Después de A Quiet Place, cinta que hizo estallar la taquilla en Estados Unidos y alrededor del mundo; era cuestión de tiempo antes de ver a Krasinski sumergido en un nuevo proyecto, delante o detrás de la cámara.

Aquí, Krasinski viene a dar su propia versión del analista. Quien, en esta ocasión, se aleja un poco del cliché de figura de acción; para mostrarnos una versión menos superpoderosa del personaje. En lugar de ver a un agente de la CIA, entrenado para matar y salvar el mundo cada semana, a quien conocemos es a un Jack Ryan que bien podría ser la persona que vive al otro lado del pasillo.

Centrado en el estudio de movimientos financieros en las zonas bélicas de Oriente, el trabajo de Ryan rara vez se aleja del escritorio; hasta que eventualmente hay un cambio de planes.

Bien podríamos describir esta dualidad en Jack Ryan, como una nueva interpretación de Clark Kent vs Superman. Donde de día tenemos a un empleado del gobierno aparentemente normal, y de noche, un ex-marine que debe detener los planes de un genocida.

Cuestión de Historia

En el último par de años, cada vez más productoras apuestan por el contenido en serie; y no tanto por las producciones originales para la pantalla grande. No obstante, este no siempre resulta un acierto para algunos shows, los cuales terminan alargando de más la historia y forzando contenido de relleno para cumplir con el tiempo requerido.

Para Jack Ryan, sin embargo, resulta una muy buena jugada.

Si hay un problema entre el sinfín de cintas de espías y acción, es precisamente el poco tiempo con el que se cuenta para desenvolver toda una historia. Conectar las pistas que parecen sueltas, ofrecer los distintos puntos de vista para que el espectador pueda jugar entre el gris de los personajes, e incluso la esencia con la que el protagonista está construido; son elementos a veces demasiado extensos como para explicarse en 120 minutos.

Una de las grandes virtudes de Jack Ryan, es precisamente ofrecerle al espectador la posibilidad de explorar más allá de lo que ve su protagonista; y experimentar el origen del gran villano que se seguirá a lo largo de la temporada, y todas las personas a su alrededor.

Mousa Bin Suleiman

Se dice que las grandes historias, tienen un antagonista bien ensamblado. En el caso de Jack Ryan en particular, a veces resulta muchísimo más tangible la complejidad del enemigo — Suleiman (Ali Suliman) —; que la del mismo héroe.

Y a pesar de que no intenta justificar las acciones del líder terrorista, sí ofrece una gran visión del por qué el personaje se ve empujado a tal perfil. Más allá de jugar con un sólo flashback, que bien podría ser el origen del supervillano dentro de otra historia; la serie nos lleva a distintos puntos en la vida de Suleiman y su hermano, logrando que incluso la audiencia sienta la necesidad de hacer algo al respecto luego de tanta injusticia.

Es así como, aunque no apruebas, entiendes el camino que ha sufrido el jeque para llegar hasta tal extremo; no siempre tomando las decisiones más pacíficas.

Pecando de Patriotismo

Algo de lo que no se salva esta serie, como suele suceder en muchos otros materiales, es en jugar un papel demasiado americano. Con esto me refiero que, a pesar de que se intenta mantener a todos los participantes dentro de una escala de grises, —donde ninguno es tan bueno o tan terrible—, mucha de la responsabilidad de lo malo que sucede en el mundo, recae en Francia, Siria, Yemen, etc.

Rara vez se toca el papel de Estados Unidos dentro de las problemáticas universales, e incluso, varios de sus momentos “honorables” ocurren dentro de territorio americano.

Todos somos Jack Ryan

Como ya mencionamos antes, durante los ocho episodios compartimos la visión, no sólo del Oficial Ryan, sino de las distintas piezas que conforman la serie.

Tanto Krasinski, como sus co-estrellas, dan lo mejor de sí en cada una de las escenas que definen el siguiente paso en la serie. Especialmente, Dina Shihabi, quien interpreta a Hanin, esposa de Suleiman; y Ali Suliman, a quien se le da la tarea de dar vida a Mousa.

Un simple gesto basta en ellos para denotar el cambio a través del cual sus personajes se ven sometidos; constantemente empujados fuera de su zona de confort y obligados a dar una interpretación que atraviese lo superficial.

En contraparte, hay otros personajes a los que se intenta darles cierta profundidad para empatizar con ellos; pero que se quedan en el camino. Tal es el caso de Cathy Muller (Abbie Cornish), James Greer (Wendell Pierce), entre otros.

Es aquí donde la historia flaquea; puesto que no logra hacer de ciertos elementos lo suficientemente interesantes para preocuparnos por ellos. Al mismo tiempo, más de una vez llega a percibirse una falta de trabajo en el guión, al menos cuando de diálogo se trata. Esto puede resultar un gran problema; ya que la serie tiende a enfocarse en la evolución a nivel narrativa de la historia, más que en las escenas de acción —las cuales están, por cierto, muy bien armadas—.

En conclusión

Más que heredar el título, la serie logra crear un personaje más allá de un nombre. Sabe construirse entre momentos dramáticos, de acción, y sobre todo, de humanidad en cada una de las historias individuales que cuenta. No obstante, a pesar de que se abre paso entre el género de espías en la televisión actual, y establece un nuevo esquema en cuanto a personajes; no logra del todo proponer algo distinto.

El carisma de John Krasinski, y la empatía de Ali Suliman y Dina Shihabi resultan lo suficientemente atractivos, como para envolver a su espectador hasta el último instante.

Jack Ryan es una buena opción para los fanáticos del universo de acción, y los recién iniciados en el mismo; pero no para quien busca un show para sólo pasar el rato. Aún así, no hay que negarle la oportunidad.

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