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When We First Met

Si pudieras volver en el tiempo para conquistar a esa persona ¿Lo harías?
When We First Met
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Me encantaría condenar por completo las acciones del protagonista; pero la verdad, es que si tuviera una máquina del tiempo, probablemente haría lo mismo. 

Si pudieras volver en el tiempo para conquistar a esa persona, ¿lo harías?

When We First Met es una comedia romántica original de Netflix con la más sencilla de las premisas:

Noah (Adam DeVine) conoció a la chica de sus sueños tres años atrás, e hicieron clic de inmediato. Sin embargo, fue enviado a ese pequeño infierno que varios conocemos bien: La maravillosa friendzone. En el presente, Avery (Alexandra Daddario) acaba de comprometerse con Ethan (Robbie Amell); y Noah es testigo de esa historia de amor que debió ser suya.

En su depresión post pérdida-definitiva-de-su-crush, Noah termina en una cabina fotográfica que, por azares del destino, resulta una máquina del tiempo. Es así como nuestro protagonista podrá regresar a la noche en que Avery y él se conocieron; para enamorarla y evitar que ella termine con alguien más.

Es importante aclarar que nos estamos enfrentando a un modelo de personaje visto infinidad de veces en el cine: El chico cómico que ha estado enamorado de su mejor amiga desde que se conocieron. Por lo que no es de extrañarse que de inmediato, esta historia nos recuerde a cintas como What If?; e incluso About Time y Click, por el detalle de los viajes en el tiempo.

When We First Met es una rom-com genérica sin muchos giros nuevos que explotar. Bien podríamos situarla en la categoría de cintas palomeras que verías cuando ya no hay nada interesante en el catálogo de Netflix; pues tiene sus momentos buenos, y varios puntos malos por los que termina en un lugar medio.

La historia se desenvuelve a través de las decisiones egoístas de su protagonista, por lo que generar empatía con él es muy complicado. Su evolución llega incluso a un punto perturbador, donde Noah es más un niño que no sabe lo qué es lo que quiere… pero lo quiere.

 

Y aunque me encantaría condenar por completo las acciones del protagonista; la verdad, es que si tuviera una máquina del tiempo probablemente haría lo mismo. Todos volveríamos al pasado para solucionar algún error que cometimos.

El problema es que es Noah quien tiene esta dichosa máquina, y a él realmente no le importa corregir errores, sino salirse con la suya. No le preocupa la felicidad de Avery, ni de nadie más que él mismo; por lo que se transforma en un personaje fastidioso y del que no seguir viendo.

Más adelante, llega un momento en el que la historia se vuelve sumamente predecible; por más originales que los guionistas pretendan ver. Sabes quién va a terminar con quién, y qué va a hacer cada personaje. Así que todo se reduce a un viaje plano que claramente no sorprende.

En conclusión…

A pesar de sus defectos, a fin de cuentas logra con su cometido. Entretener al público por un buen rato, y actuar de distracción para los solitarios en San Valentín. No es la gran cinta; y realmente no cubre las expectativas de muchos que querían ver a Daddario más tiempo en la pantalla, pero no es TAN mala.

O bueno… Sí.

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