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Cine: ¿Qué lo hace especial?

Ante los diversos estímulos visuales que tenemos hoy en día, ¿qué hace distinto al cine?
Cine: ¿Qué lo hace especial?
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Ante los diversos estímulos visuales que tenemos hoy en día, ¿qué hace distinto al cine? 

Hace 2 años Martin Scorsese brindó unas declaraciones bastante polémicas, en las cuales enunciaba que las películas de Marvel no son cine, sino un parque de diversiones. 

Podrás o no estar de acuerdo con la palabras del realizador neoyorkino, pero tanto su artículo publicado en The New York Times, como todas las replicas argumentadas que surgieron alrededor, me parecieron interesantes porque planteaban un dilema que para contestarse, necesitaba replantearse algo fundamental: ¿qué es el cine y qué lo hace especial?

Porque el anterior cuestionamiento, nos permitiría deducir las razones por las cuales una película o cualquier otro elemento audiovisual que conforma la actualidad es o no cine: ¿existen o no diferencias entre el séptimo arte y una cinta de Marvel, un video de Youtube o TikTok? ¿y cuáles serían o no las mismas? Para responder a tales preguntas, los argumentos propuestos por Scorsese me parecen un buen punto partida, tanto con aquellos en los que estoy a favor, como en desacuerdo. 

Uno de los planteamientos expresados en I Said Marvel Movies Aren’t Cinema. Let Me Explain, es que “las franquicias actuales están fundamentas para el consumo”. 

Es normal pensar ello por dos razones, la primera proviene del contexto inmediato a Scorsese, quien comenzó a formar su carrera cinematográfica en un Hollywood de los 70’s, donde se promulgaba y premiaba la experimentación artística, lo que provocó el surgimiento de nuevas voces e historias, gracias a ello el mundo conoció al susodicho cineasta, a Francis Ford Coppola (El Padrino), Brian de Palma (Carrie), o Steven Spielberg (Tiburón).

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Y en segundo lugar, porque no es nada descabellado hablar del consumo como factor que rige nuestras vidas, pues es el principio ideológico y material sobre el que se estructuran nuestras sociedades capitalistas, las cuales fundamentan su verdad en lo audiovisual como señala Neil Postman en Divertirse hasta morir

En un contexto como el anterior donde se mezcla el consumo y lo audiovisual, surge lo que Guy Debord calificaría como la Sociedad del Espectáculo, entornos donde nuestras concepciones de los diversos entornos y relaciones— consisten en nuestro contacto con las imágenes, las cuales tienen como fin que la rueda de la oferta-demanda no pare de girar. 

Un mundo como el propuesto por el teórico francés, estipula que las personas en este sistema se encuentran paralizadas ante la contemplación de una estimulante pero falsa realidad, lo cual es peligroso, porque la inacción supone la no transformación de las condiciones que dictan nuestro acontecer. Y si a esto sumamos a la presencia de un algoritmo que satisface nuestros sesgos, corremos el riesgo de ignorar la diversidad de realidades que componen a las sociedades. 

Así que creo que Scorsese tiene un punto, si el cine cumple y fomenta las características de la sociedad del espectáculo, ¿algo lo diferencia de la demás cultura audiovisual? 

Por ello creo que lo propone el creador de Taxi Driver, y concuerdo, es que el séptimo arte debe representar aquello que en espíritu, Debord proponía mediante la inversión del espectáculo, es decir la narración de historias que salgan de lo común, y a partir de ese encuentro nos permitan conocer más sobre nosotros a nivel personal y colectivo.

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Aunque en una primera instancia resulte paradójico, me parece importante señalar que esta última visión no tiene porque ser contradictoria a la mercantilización del cine como producto, y creo que lo correcto sería un ecosistema donde ambas fuerzas (lo artístico y monetario) se confronten en igual de condiciones, creando un sistema que  Scorsese define en su columna como la “tensión productiva”. 

Y dicho lo anterior, me parece que la exigencia en la diversidad de narrativas no tiene que ir acompañada de la complejidad, porque ¿de qué sirve la creación de un contenido con sentido crítico y multifacético, si la complejidad de su lenguaje supone una barrera para que muchas personas accedan al mismo? Es un reto bastante interesante para los/as realizadoras/es del séptimo arte.

Precisamente sobre este último cuestionamiento, no concuerdo la visión tradicionalista  de Scorsese sobre cine = proyecciones en salas, entiendo lo bonito que supone la catarsis colectiva de la experiencia en complejos cinematográficos, pero como el mismo menciona en su artículo: “el arte puede ser encontrado en diferentes lugares y formas.”

Creo que más que el medio, el cine es un discurso que debería fungir en el sentido más democrático: el compartir conocimiento, y aunque existen grandes lagunas de privilegio en el camino sobre las cuales aún se debe de trabajar, las herramientas tecnológicas físicas y virtuales, oficiales o no, son un avance significativo para que muchas personas puedan sumarse a la creación de relatos.

Así que a modo de resumen, en un mundo como el ya expuesto ¿qué hace especial cine? Desde mi perspectiva, la cual no es inmutable y me encantaría poner a debate, lo que caracteriza a la cinematografía es un discurso flexible en su formato (Salas, streaming, Youtube, TikTok, etc), que democratiza un sentido critico / artístico, capaz de enunciar diversas realidades. 

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Cinéfilas y cinéfilos, ¿Para ustedes qué hace especial al cine?
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