Una Jauría Llamada Ernesto, el nuevo documental del cineasta Everardo González, es una nueva mirada a los contextos sociales, políticos y económicos que orillan a las personas jóvenes a unirse a las fuerzas armadas del narcotráfico.
Pero la forma en la que relata esta problemática es muy particular: filmada en primera persona, Una Jauría Llamada Ernesto viene acompañada de una potente lista musical que se mezcla con los horribles testimonios que dan varias personas jóvenes, quienes reflexionan sobre sus experiencias y anécdotas en diferentes lugares de México.
Pero más que un documental, Una Jauría Llamada Ernesto tiene un estilo que se siente como si fuera a veces un videojuego o una puesta en escena, lo que hace que los testimonios se sientan más incómodos y dolorosos. Y en Fuera de Foco, tuvimos la oportunidad de platicar con el director sobre la filosofía de la cinta.
Una Jauría Llamada Ernesto y la idea del “narco-consumismo”
Una Jauría Llamada Ernesto se presentó en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG). Y la reflexión que buscaba lograr González con su película lleva pensándola durante años, cuando comenzó a tener miedo por el futuro de su hijo. “Yo quiero darle lo mejor, quiero que tenga un futuro. Pero en un país así, ¿qué futuro pueden tener de verdad los/as jóvenes mexicanos? nos comentó.
Conforme ha ido pasando el tiempo, la percepción de la guerra contra el narcotráfico ha ido cambiando, y de acuerdo con el aclamado director, en Una Jauría Llamada Ernesto “es más una denuncia a la sociedad del consumo, que ya cooptó la cultura del narcotráfico y la presenta como un producto atractivo para nuevas generaciones”.
Al discutir sobre el impacto de las producciones de narcotraficantes y figuras como Peso Pluma, que no teme hablar sobre las hazañas de grupos criminales mexicanos al mismo tiempo que se vuelve una sensación internacional, el director nos comentó que el problema venía de “crear una falsa ilusión sobre lo que es el narcotráfico y convertirlo en un andamiaje más de la sociedad consumista global, que es lo fácil. Ya no es un problema de seguridad, ni de violencia, ni de salud, ya es parte del capitalismo normal”.
De acuerdo con el cineasta, eso era lo que quería plasmar en su historia. “Escogí este formato porque siento que es el que resuena con las generaciones de hoy. Es a lo que responden las generaciones de hoy. A una especie de dura realidad, pero presentada desde un espejo muy producido y bien pensado, creo que, de cierta manera, así ven esta temática”.
El tema del narcotráfico y el reclutamiento infantil es un problema que lleva mucho tiempo, pero ahora, el director de Una Jauría Llamada Ernesto nos comentó que “todo es más rápido, todo es más fugaz, lo que es un momento la sensación, en un mes desaparece. La esperanza de los/as niños/as que ves aquí es igual de corta, creo que por ahí también hay cierta afinidad que les hace unirse también a ello, la esperanza de tener un futuro mejor, aunque sea uno muy corto”.
¿El cine siempre debe ser político?
Everardo González ha ganado cuatro veces el premio Ariel a Mejor Largometraje Documental y tiene una carrera que lleva ya más de 20 años, pero aún así prefiere ver cada proyecto como si fuera único. “Uno nunca sabe cuándo tendrá la oportunidad de volver a encontrar financiamiento, estímulos, distribución. Ahora estamos aquí [en el festival] mañana, espero poder seguir haciendo esto y encontrando los espacios, las historias y el dinero, pero realmente quién sabe”.
Por eso, aseguró que “este es un oficio que se hace más por convicción” e indicó que prefiere utilizar la plataforma del cine para mostrar la realidad que aqueja diferentes estratos sociales. “Mejor contar un retrato honesto, que hable, que se haga incidencia. Porque el sistema, el gobierno, no va a hacer nada. El arte incita, inspira, transforma, invita, y aunque eso no lo es todo, son pasos sólidos a que nos alejemos de todo esto” nos dijo en entrevista.
Por eso, espera que Una Jauría Llamada Ernesto “sea un retrato de cómo se entiende el narco y las nuevas generaciones más allá de la guerra, de la corrupción, o de la impunidad, porque es importante ver cómo las nuevas generaciones lo perciben, cómo lo entienden”.